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IC Bing |
Aquel día había sido uno de
los más calurosos que había vivido en toda mi vida. Fui a caminar al puerto de
Jabonal cerca del río y como siempre, parecía invitarme a su frescura, sin pensarlo me lancé a sus aguas de color terroso sin ningún temor. Nadé solitario durante un
rato, disfrutando de la emoción que solo la naturaleza te puede dar. El agua
estaba fresca y corría fuerte.
Fue entonces cuando ocurrió, pronto me di cuenta
de que algo estaba mal. Me encontré atrapado en una fuerte corriente, me enredé
con una cantidad de raíces y taruyas que me arrastraron hacia el fondo del río sin piedad. Traté de
luchar contra la corriente, pero parecía cada vez más fuerte y me empujaba
cada vez más lejos de la orilla. No pude hacer nada
para evitarlo, intenté salir a flote y liberarme de sus garras, pero la
corriente era demasiado fuerte. Ye me encontraba atrapado en su abrazo mortal.
Comencé a sentir como el aire
se me escapaba y el agua llenaba mis pulmones. Mis piernas se entumecían por el
frío del agua, el terror y la desesperación se apoderaron de mí, el pánico
inundaba mi cuerpo y mis pensamientos se volvieron confusos. Pensé en mi
familia, en mis amigos, en todo lo que quería hacer en la vida y en todo lo que
dejaba atrás. Era el fin. Todo parecía perdido.
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IC Bing |
Súbitamente, sentí una mano
fuerte que me sujetaba por el brazo. Era un pescador, un hombre mayor, fuerte,
de tez oscura, que había visto todo y que, sin pensarlo dos veces, había
saltado al agua para salvarme. Me ayudó a salir del agua y me tendí en la
orilla. Estaba aterrorizado, sin aliento, pero vivo y muy aterrorizado. Me
preguntó si estaba bien, no pude responderle, lo miré agradecido, mientras
temblaba de miedo y de frío.
Me dijo que se llamaba Saul Montenegro, le
agradecí, simplemente sonrió y me dijo que tuviera más cuidado la próxima vez. El Río Magdalena puede ser
hermoso y atractivo, pero también puede ser peligroso y mortal. Desde entonces,
he sido más cauteloso. He aprendido que el río puede ser traicionero y que siempre
hay que estar preparado para cualquier situación.
Pero también he aprendido la lección más importante de todas: que siempre hay alguien dispuesto a ayudarte cuando lo necesitas. Siempre estaré agradecido con ese pescador que me salvó la vida y por eso, estoy aquí hoy para contar la historia.