Mostrando entradas con la etiqueta ahogando. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta ahogando. Mostrar todas las entradas

domingo, 14 de mayo de 2023

ME ESTABA AHOGANDO EN EL RÍO MAGDALENA

IC Bing 
Aquel día había sido uno de los más calurosos que había vivido en toda mi vida. Fui a caminar al puerto de Jabonal cerca del río y como siempre, parecía invitarme a su frescura, sin pensarlo me lancé a sus aguas de color terroso sin ningún temor. Nadé solitario durante un rato, disfrutando de la emoción que solo la naturaleza te puede dar. El agua estaba fresca y corría fuerte. 

Fue entonces cuando ocurrió, pronto me di cuenta de que algo estaba mal. Me encontré atrapado en una fuerte corriente, me enredé con una cantidad de raíces y taruyas que me arrastraron hacia el fondo del río sin piedad. Traté de luchar contra la corriente, pero parecía cada vez más fuerte y me empujaba cada vez más lejos de la orilla. No pude hacer nada para evitarlo, intenté salir a flote y liberarme de sus garras, pero la corriente era demasiado fuerte. Ye me encontraba atrapado en su abrazo mortal.

Comencé a sentir como el aire se me escapaba y el agua llenaba mis pulmones. Mis piernas se entumecían por el frío del agua, el terror y la desesperación se apoderaron de mí, el pánico inundaba mi cuerpo y mis pensamientos se volvieron confusos. Pensé en mi familia, en mis amigos, en todo lo que quería hacer en la vida y en todo lo que dejaba atrás. Era el fin. Todo parecía perdido.

IC Bing 
Súbitamente, sentí una mano fuerte que me sujetaba por el brazo. Era un pescador, un hombre mayor, fuerte, de tez oscura, que había visto todo y que, sin pensarlo dos veces, había saltado al agua para salvarme. Me ayudó a salir del agua y me tendí en la orilla. Estaba aterrorizado, sin aliento, pero vivo y muy aterrorizado. Me preguntó si estaba bien, no pude responderle, lo miré agradecido, mientras temblaba de miedo y de frío. 

Me dijo que se llamaba Saul Montenegro, le agradecí, simplemente sonrió y me dijo que tuviera más cuidado la próxima vez. El Río Magdalena puede ser hermoso y atractivo, pero también puede ser peligroso y mortal. Desde entonces, he sido más cauteloso. He aprendido que el río puede ser traicionero y que siempre hay que estar preparado para cualquier situación.

Pero también he aprendido la lección más importante de todas: que siempre hay alguien dispuesto a ayudarte cuando lo necesitas. Siempre estaré agradecido con ese pescador que me salvó la vida y por eso, estoy aquí hoy para contar la historia.